La Basílica de Candelaria, situada en Tenerife, Canarias, es un imponente santuario neoclásico con capacidad para 5.000 fieles. Destacan sus dos torres frontales de 35 metros y una torre lateral de 45 metros con un campanario de ocho huecos, rematados por un balcón al estilo canario. La fachada, adornada por pilastras de capitel dórico y un frontón partido, alberga dos puertas de acceso: una lateral hacia la plaza y la principal frente al risco de la Magdalena, cerca de la Fuente de los Peregrinos, decorada con un mosaico de la Candelaria.

El interior de la basílica, de decoración dórica y simbólica, incluye un cimborrio luminoso con escudos de las siete Islas Canarias y una techumbre al estilo mudéjar. Alberga un altar mayor de mármol, una capilla del Santísimo accesible por una puerta con rejería torneada y murales de José Aguiar que representan escenas bíblicas y alegóricas. Además, cuenta con un pequeño museo de donaciones a la Virgen, obras de Dimas Coello y Carlos Chevilly, y un retablo enmarcado por un arco de medio punto que alberga el nicho de la Patrona.

El exterior de la basílica se complementa con una explanada proyectada en 1958 y esculturas de bronce de los menceyes. Adyacente a la basílica, el Convento dominico, restaurado en los años 60, rodea un claustro cuadrado y aloja diversas dependencias como museo, salón de conferencias y habitaciones para los religiosos, destacando por su puerta lateral de piedra con columnas corintias.

En resumen, la Basílica de Candelaria es un centro de fe y arte que refleja la devoción mariana, rica en simbolismo religioso y cultural, y un punto de encuentro para la comunidad católica y visitantes de todo el mundo.